Durante la década del 90 la mayoría de las escuelas que se propusieron introducir tecnología, se preocuparon por el espacio físico, un espacio amplio y seguro donde se impartirían “clases de informática”. Rápidamente, mientras las instituciones hacían el intento, se iba perdiendo en la gente el mito del PC y los estudiantes comenzaban a tener un ordenador en su casa, no solo cargado de videojuegos sino conectado a internet. También rápidamente se disparan las tecnologías de conexión y la capacidad de acceso a la red. Se introducen las tecnologías del video por la red y se revoluciona la interacción por los chats que se desarrollan exponencialmente en breve espacio de tiempo.
En definitiva, mientras en las escuelas aun se estaban acomodando los horarios de clase de informática, la mayoría de los alumnos en contextos socio económicos medios por lo menos, ya tenían un dominio claro de los usos y capacidades de las PC y de las videoconsolas. Muchos de ellos ya habían incorporado el Chat a sus vidas o sus vidas al Chat, ya fuera en el contexto familiar o en el “ciber”,.otro espacio social nuevo y muy diferente a las cafeterías de los clásicos bohemios (o las nuestras propias).
Ahora, cuando la tecnología ocupa menos espacio, y ya no es raro encontrar un dispositivo informático portable, conectado y versátil, aun sigue siendo un problema entender que esa tecnología que hemos integrado naturalmente en nuestros bolsillos o adherido a nuestro organismo (las tecnologías bluetooth son ergonómicas y diminutas, casi imperceptibles), se integre en las aulas con la misma naturalidad.
El proceso de integración TIC sigue exigiendo mas energía del docente puesto que sigue existiendo resistencia y baja adaptabilidad. De hecho hoy cuesta mas (en todos los sentidos) incorporar la tecnología en las instituciones educativas que en cualquier otro tipo de institución, empresa, asociación u organismo.
Las escuelas físicas que conocemos no desaparecerán, pero deberán repensar sus espacios y sus tiempos, deberán revisar el diseño cuadriculado de su silueta y proponerse un diseño amplio, versátil y mas adecuado a la concepción de redes que hemos integrado. Si la revolución industrial y el modelo fábrica impactaron en la escuela rápidamente, acaso no va a impactar esta revolución? Es claro que si.
Muchas veces la propia edificación de una escuela dificulta la introducción de tecnología. Seguramente los nuevos diseños para centros escolares deberán integrar otros factores más complejos que el de cantidad de niños por aula.
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